EL MAL Y EL PERDÓN
Queridas hermanas, el tema de hoy es muy propio de mujeres, ya que regularmente nos es más sencillo perdonar por ese corazón noble en el que Dios puso su soplo de vida en nosotras. Les invito a usar este regalo que nos dio nuestro Padre Celestial para limpiar nuestro espíritu y con eso ayudarle al cuerpo a vivir en plenitud.
EL MAL Y EL PERDÓN
En la respuesta de Jesús a la “mujer sorprendida en adulterio” hay dos partes igualmente importantes para nuestro tiempo y para nuestra conciencia personal:
- “Tampoco yo te condeno”. Jesús establece una distinción definitiva entre el mal moral y la responsabilidad. El primero no siempre implica la segunda. A ese binomio dramático, Jesús añade su propio veredicto: el del perdón. Jesús ha venido al mundo no a condenarlo, sino a salvarlo de su mal. Del mayor mal, que es el pecado. Jesús es el mensajero y el testigo de la misericordia de Dios.
- “Anda y en adelante no peques más”. Jesús no ignora la realidad hosca del pecado. Aceptar a la persona no significa negar su libertad, ni equiparar el valor moral de todas sus decisiones, ni cerrar los ojos ante el dramatismo de sus tropiezos. Jesús no trivializa el pecado. Nunca ha presentado el mal como un bien. Pero invita a los pecadores a la conversión, a la confianza, al cambio de vida, a emprender un nuevo comienzo.
Señor Jesús, demasiadas veces nos fijamos en el pasado. En el nuestro y el de nuestros hermanos. Sólo tú nos exhortas a mirar confiadamente hacia delante. En lugar de reprocharnos nuestro pasado, tú nos invitas a recobrar la esperanza en el futuro. Bendito seas, Señor. Amén.
Fuente: http://jrflecha.blogspot.mx/ Padre JoséRomán Flecha Andrés